"Debéis contender
ardientemente por la fe que una vez fue entregada a los santos"
-Judas 3.
LA CONTIENDA O LUCHA que las
Escrituras reprueban es la del egoísmo:
la lucha por el lugar, por el poder, por
nuestros amigos contra los amigos de alguien más, por nuestras ideas contra
las de otros. Y se da la implicación de que aquellos que son así de
contenciosos nunca entrarán en el Reino; porque este espíritu contencioso
indica una mala actitud o condición
equivocada.
Sin embargo, una cosa
es ser inducido a algo o ser sorprendido en una falta, y otra cosa muy distinta
es contender según líneas egoístas.
Entre el pueblo del Señor, incluso en los días de los Apóstoles, había una
tendencia a veces a luchar entre sí
en lugar de luchar contra el Diablo y el espíritu del mundo y las debilidades
dentro de ellos mismos. Los órganos destructivos y combativos, que serían muy útiles
para un soldado cristiano si estuvieran dirigidos contra sus propias
debilidades y defectos, están tristemente fuera de lugar
cuando, ignorando sus propias debilidades, simplemente se vuelven contenciosos
con los hermanos, a menudo por nada o por cuestiones cuya importancia exagera,
debido a su espíritu contencioso. Los tales deben recordar la declaración bíblica
de que "el que gobierna su espíritu es mayor que el que toma una
ciudad" – (Proverbios 16:32)
El
apóstol Pablo reprende el desvió de la energía cristiana que " muerde y
devora" unos a otros y advierte contra ella como tendiente a la destrucción de todo lo que es
espiritual entre el pueblo del Señor. No es que el Apóstol favoreciera la
indolencia en lo que respecta a los importantes principios de la Revelación
Divina, pues siempre mostró su determinación de contender o luchar por la
justicia; como un ejemplo de esto, recordamos sus propias palabras respecto a
su reprimenda a uno de los otros Apóstoles, más antiguo en la fe cristiana que
él: "Le resistí en la cara, porque era
de condenar".
CONTIENDA ENCOMIABLE
Pero aunque todo el
pueblo del Señor debe estar en guardia contra el espíritu de contención,
velando de cerca para que no se haga nada de manera mordaz y devoradora, en
lugar de manifestar paciencia y sufrimiento, bondad fraternal, amor, sin
embargo, se han alistado como Nuevas Criaturas, engendradas por el espíritu,
para caminar según el Espíritu, y deben reconocer continuamente este hecho y
vigilar que siempre estén caminando en línea con el espíritu de la Verdad; y
nuestro texto nos habla de una contienda que no sólo es apropiada, sino necesaria
para todos los que están caminando de esta manera. Deben "contender ardientemente por la fe", por la Palabra de Dios,
por las promesas que Dios ha hecho, por las cosas buenas que Dios ha dispuesto.
La necesidad de este
curso radica en el hecho de que este mundo no es amigo de la gracia; no es
amigo, por lo tanto, del pueblo de Dios. El egoísmo, que es el espíritu del
mundo, está en el lado opuesto al Espíritu Santo del amor; y nuestros propios
intereses egoístas están en línea con el mundo en general. En consecuencia,
nadie podría contender adecuadamente
por la fe con un motivo egoísta, pues
la "fe que una vez fue entregada a los santos" prohibiría tal motivo
y lo condenaría de inmediato. Una razón, sin duda, por la que el Señor ha
permitido que su causa esté en descrédito y sujeta a los ataques del mundo, y
particularmente de los espíritus malignos del mundo, es que desea tener para su
pueblo en este "pequeño rebaño" un
pueblo probado, un pueblo de carácter.
El carácter implica tal fijeza de propósito e intención que el individuo
pelearía una "buena batalla" contra toda influencia que tienda a
apartarse de la Palabra del Señor y de los hermanos del Señor.
El mundo y sus
teorías se oponen a los santos; por lo tanto, debemos contender contra los
arreglos humanos egoístas y diabólicos que prevalecen en la actualidad. Es
posible que uno sea contencioso en asuntos religiosos, y que "contienda
fervientemente", y sin embargo tal proceder no sea contender "por la
fe que ha sido una vez dada a los santos". Uno podría ser contencioso por alguna teoría favorita propia en
lugar de por los principios de justicia que inculca la Biblia.
A veces puede parecer que una persona contiende por la
fe una vez entregada a los santos cuando discute con otra sobre temas bíblicos,
y sin embargo su verdadero motivo al
hacerlo puede ser el orgullo. El
orgullo es una parte del egoísmo; por lo tanto, al contender por sus propias
ideas uno podría estar cultivando el orgullo. La contención que Dios aprobaría
es el deseo sincero de tener todo lo que la Palabra de Dios enseña. No debemos
contender con la lengua indebidamente, ni hablar con calumnia. En todas
nuestras contiendas debemos manifestar los frutos del Espíritu Santo:
gentileza, bondad fraternal, amor. Por lo tanto, la contención apropiada no
participaría de la ira, el odio, la malicia o la contienda. R5056
Solicite hoy mismo sus folletos gratuitos y obténga las respuestas a todas estas preguntas. O puede leer los folletos en nuestro sitio web:
HuntsvilleBible.com
Sitio en Ingles
Los Estudiantes de la Biblia Boaz, esperan que usted haya recibido una bendición del estudio anterior. Si usted tiene algún comentario o pregunta con respecto a este artículo o cualquier cosa que tenga que ver con las Escrituras, nos encantaría saber de usted. Si estás interesado en unirte a nuestros estudios bíblicos contáctanos abajo.Puede enviarnos un correo electrónico a Biblestudents@gmail.com o Visitarnos en Facebook en: Boaz Bible Students, desde allí también puedes encontrar nuestra página web.
Boaz Bible Students
Boaz, AL 35957
Puede descargar libros de Estudiantes de La Biblia en diversos idiomas así como otras publicaciones de interés aquí:
https://bibliotecateologica.click/es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario